Del 7 de septiembre al 9 de diciembre de 2018, la 33ª Bienal de São Paulo busca un modelo alternativo al uso de las temáticas y privilegia la mirada de los artistas sobre sus propios contextos creativos
Afinidades afectivas une doce proyectos individuales seleccionados por el curador Gabriel Pérez-Barreiro a siete muestras colectivas organizadas por artistas-curadores invitados.
Afinidades afectivas, privilegié la experiencia individual del espectador en la apreciación de las obras, en detrimento de un tema que favorecería una comprensión preestablecida. El título escogido por el curador Gabriel Pérez-Barreiro - apuntado por la Fundación Bienal de São Paulo para concebir la muestra - remite a la novela de Johann Wolfgang von Goethe Afinidades electivas (1809) ya la tesis "De la naturaleza afectiva de la forma en la obra de arte" 1949), de Mário Pedrosa.
El título no tiene el propósito de dar dirección temática a la exposición, pero caracteriza la forma de organizar la exposición a partir de vínculos, afinidades artísticas y culturales entre los artistas involucrados. Como en el texto de Pedrosa, hay una propuesta de investigación de las formas por las cuales el arte crea un ambiente de relación y comunicación, pasando del artista al objeto y al observador. La presencia, atención e influencia del medio son las premisas que orientan la curaduría de esta edición, en una reacción a un mundo de verdades prontas, en el cual la fragmentación de la información y la dificultad de concentración conduce a la alienación ya la pasividad.
El curador cree en el aspecto positivo de un cambio radical del sistema operativo de la Bienal. Para esta edición, al lado de los doce proyectos individuales elegidos por Pérez-Barreiro, los siete artistas-curadores escogidos por él ya definieron sus propuestas expositivas, con total libertad en la elección de los artistas y selección de las obras - la única limitación impuesta a ellos fue que incluyan en sus exposiciones trabajos de su propia autoría.
Proposiciones curatoriales concebidas por los artistas-curadores
Alejandro Cesarco | A nuestros padres
A partir de su interés en cuestiones como repetición, narrativa y traducción, Alejandro Cesarco (Montevideo, Uruguay, 1975) realiza una curaduría de obras de artistas que, comparten sus inquietudes conceptuales y estéticas. En los padres, "la muestra propone cuestionamientos acerca de cómo el pasado (la historia) al mismo tiempo posibilita y frustra potencialidades y de cómo puede ser reescrito por el trabajo del artista, generador de diferencias a partir de repeticiones", explica. Además de Cesarco, participan en la muestra artistas de tres diferentes generaciones, entre ellos Sturtevant (EE.UU., 1924 - Francia, 2014), Louise Lawler (EE.UU., 1947) y Cameron Rowland (EE.UU., 1988). "Dedicar esta exposición a una relación primaria (biológica o adoptiva, literal o metafórica) es construir una genealogía y un intento de aproximación de la fuente central de nuestras interpretaciones, métodos, inhibiciones, posibilidades y expectativas".
Antonio Ballester Moreno | sentido común /
Antonio Ballester Moreno (Madrid, España, 1977) aborda su curaduría en la 33ª Bienal como forma de contextualizar un universo basado en la relación íntima entre biología y cultura, con referencias a la historia de la abstracción y su interacción con naturaleza, pedagogía y espiritualidad. Para ello, relaciona la producción de filósofos, científicos y artistas: "somos todos creadores de nuestro propio mundo, pero entiendo que una gran variedad de lenguajes nos separó de la noción de lo que nos es común, entonces esta propuesta subraya el estudio de nuestros orígenes, sean relacionadas con aspectos naturales, sociales o subjetivos - los tres ejes que organizan la exposición ", afirma. En el sentido común, la muestra abarca desde juguetes educativos de las vanguardias históricas y obras de la Escuela de Vallecas a la presencia de artistas contemporáneos. Entre los participantes, se encuentran el filósofo y pedagogo Friedrich Fröbel (Alemania, 1782-1852); Andrea Büttner (Alemania, 1972); Mark Dion (EE.UU., 1961); y Rafael Sánchez-Mateos Paniagua (España, 1979), que contribuyó también con la publicación educativa Invitación a la atención.
Claudia Fuentes | El pájaro lento
Para su exposición titulada El pájaro lento, Claudia Fontes (Buenos Aires, Argentina, 1964) parte de una metanarrativa: un libro ficticio homónimo cuyo contenido es desconocido, salvo por algunos fragmentos y por sus vestigios materiales. Fuentes y los artistas invitados presentan trabajos que activan las aproximaciones entre artes visuales, literatura y traducción a través de experiencias que proponen una temporalidad expandida. "La experiencia de velocidad y lentitud son experiencias políticas enraizadas en el cuerpo. Ambas influencian nuestros entendimientos de espacio, distancia y posibilidad. ", Afirma Fuentes. En un proceso curatorial horizontal y colaborativo, todos los participantes, a excepción de Roderick Hietbrink (Holanda, 1975), desarrollan obras comisionadas para la ocasión: Ben Rivers (UK, 1972), Daniel Bozhkov (Bulgaria, 1959), Elba Bairon (Bolivia , 1947), Katrín Sigurdardóttir (Islandia / EEUU, 1967), Pablo Martín Ruiz (Argentina, 1964), Paola Sferco (Argentina, 1974), Sebastián Castagna (Argentina, 1965) y Žilvinas Landzbergas (Lituania, 1979).
Mamma Andersson | Stargazer II
Para su exposición, Stargazer II (Mira-estrella II), Mamma Andersson (Luleå, Suecia, 1962) reúne a un grupo de artistas que han inspirado y nutrido su producción como pintora. La selección incluye una amplia gama de referencias, como iconos rusos del siglo 15, los "forasteros" Henry Darger (EE.UU., 1892-1973) y Dick Bengtsson (Suecia, 1936-1989); y artistas contemporáneos como la cineasta Gunvor Nelson (Suecia, 1931) y el piloto de caza y artista sonoro Åke Hodell (Suecia, 1919-2000), entre otros. En común, todos los participantes comparten el interés por la figuración expresiva y el cuerpo humano. "Estoy interesada en artistas que trabajan con la melancolía y la introspección como un modo de vida y una forma de supervivencia", afirma Andersson. La exposición incluye también una cantidad significativa de pinturas de Andersson, estableciendo un diálogo vibrante entre su obra y sus inspiraciones artísticas.
Sofía Borges | La infinita historia de las cosas o el fin de la tragedia del uno
La infinita historia de las cosas o el fin de la tragedia del uno, parte de interpretaciones filosóficas sobre la tragedia griega para sumergirse en un collage de referencias mitológicas e investigar los límites de la representación y de la imposibilidad del lenguaje como instrumento de mediación de lo real. "Pasé años buscando, a través de la imagen, desvelar el estado de representación de las cosas, hasta que entendí que se trata de una cuestión sin solución, ya que es en realidad el problema del significado. El lenguaje es en sí trágico, porque ambiguo, y no se puede usar una materia para hablar de otra ", explica. Su diseño expositivo se construye a partir de un modelo curatorial mixto en el que la selección de piezas específicas es acompañada por trabajos comisionados. Una de las particularidades de la propuesta -que incluye obras de Jennifer Tee (Holanda, 1973), Leda Catunda (Brasil, (1961), Sarah Lucas (UK, 1962) y Tal Isaac Hadad (Francia, (1976), entre otros, es su activación por un programa de experimentación a lo largo de la vida de la Bienal.Waltercio CaldasWaltercio Caldas (Río de Janeiro, Brasil, 1946), que siempre consideró la historia del arte como material de trabajo, proyecta un espacio en el espacio que obras de diversos artistas se enfrentan a trabajos de su autoría. "Puesto que la producción de un artista trata de innumerables cuestiones que varían a lo largo del tiempo, escogí obras que desvían de lo que más se conoce de cada uno de ellos y se destacan por su valor y especificidad. El resultado de la relación entre las piezas elegidas pasó a ser el principal interés de esta selección ", explica. Caldas propone una reflexión sobre la poética, la naturaleza de las formas y de las ideas y sus implicaciones en la actividad artística desde el final del siglo 19. "Busqué, a través de la tensión entre obras muy diversas, las sorpresas esclarecedoras que resultan de estos enfrentamientos", comenta. A partir de una visión desafiante del artista sobre su propia obra y de los enfrentamientos muchas veces inusitados -como entre trabajos de Victor Hugo (Françca, 1802-1885), Jorge Oteiza (España, 1908-2003) y Vicente do Rego Monteiro (Brasil, 1899-1970) - se abren nuevas posibilidades de lectura para el arte.
Wura-Natasha Ogunji | siempre, nunca
Para su proyecto expositivo intitulado siempre, nunca, compuesto exclusivamente por obras comisionadas, Wura-Natasha Ogunji (St Louis, EE.UU., 1970) invitó a los artistas Lhola Amira (Sudáfrica, 1984), Mame-Diarra Niang (Francia, 1982) , Nicole Vlado (Estados Unidos, (Nigeria, 1982) y Youmna Chlala (Líbano, 1974) para crear, así como ella, nuevos trabajos en un proceso curatorial colaborativo y horizontal. La producción de estos seis artistas "concilia aspectos íntimos (como cuerpo, memoria y gesto) a épicos (arquitectura, historia, nación)", explica Ogunji. "En diálogo abierto y continuo, nuestros proyectos individuales abarcan prácticas y lenguajes distintos, que convergen en ideas y cuestiones cruciales para la experimentación, la libertad y el proceso creativo". El trabajo de esos artistas es afectado por sus historias individuales y por las complejas relaciones que mantienen con sus tierras, naciones y territorios. "Sus obras rompe las narrativas hegemónicas y abrazan interrupciones como aberturas necesarias", complementa la artista-curadora.
Doce proyectos individuales seleccionados por Gabriel Pérez-Barreiro
Entre los doce proyectos individuales elegidos por el curador, tres de ellos son de artistas homenajeados: Aníbal López (Ciudad de Guatemala, Guatemala, 1964-2014), Feliciano Centurión (San Ignacio, Paraguay, 1962- Buenos Aires, Argentina, 1996) y Lucia
Nogueira (Goiânia, Brasil, 1950– Londres, Reino Unido, 1998). "Yo quería artistas que fueran históricos, pero al mismo tiempo no consagrados, o sea, que esos núcleos no fueran sólo la reiteración de nombres que ya conocemos. "Los artistas homenajeados son poco conocidos en América Latina, pero son exponentes de su generación, entonces traerlos a la Bienal es una forma de rescatarlos de la desaparición de la historia del arte y mostrarlos para las nuevas generaciones", dice Pérez-Barreiro . Para el curador, la realización de esas exposiciones también significa una contribución expresiva de la Fundación Bienal en la investigación, catalogación y recuperación de esos acervos.
Aníbal López, también conocido por A-153167, el número de su cédula de identidad, fue uno de los precursores de la actuación en su país. Su obra, que incluye video, performance, live acte intervenciones urbanas, entre otras formas de expresión, tiene fuerte carácter político y se vuelve a cuestiones de disputas entre fronteras nacionales, culturas indígenas, abusos militares y hasta del mercado de arte. Registros en video y fotografías de acciones efímeras, realizadas como forma de protesta a la objetivación y fetichización del arte, componen la muestra.
El universo que se abordó con delicadeza por Feliciano Centurión, que dejó su país natal, Paraguay, para radicarse en Argentina, donde se hizo exponente de la llamada generación "Rojas" (primeros artistas a exponer en la galería del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, de la Universidad de Buenos Aires) hasta que fue víctima por complicaciones derivadas del SIDA, a los 34 años. Centurión trabajaba primordialmente con tejidos y bordados, incorporando piezas como pañuelos y crochés comprados en ferias porteñas. Descendiente de una familia de bordadoras, se apropia de prácticas artesanales como lenguaje artístico para expresar elementos de su historia personal a partir de una tradición familiar común en la cultura paraguaya.
La goiana Lucia Nogueira es una figura esencial para comprender el arte británico del período y desarrolló una carrera internacionalmente reconocida. Sus esculturas e instalaciones, foco de la individual incluida en la 33ª Bienal, subvierten el utilitarismo de objetos con un humor sutil, tanto por la asociación inusitada entre elementos como por el juego semántico constantemente presente en sus títulos, creando una atmósfera de extrañeza y poesía.
Proyectos individuales de otros nueve artistas, de los cuales ocho fueron especialmente comisionados, completan la selección de Pérez-Barreiro. En el grupo, el único que exhibe un trabajo histórico es Siron Franco (Goiás Velho, Brasil, 1950), con la serie de pinturas Césio / Calle 57. En ella, Franco eterniza la impresión de horror y aislamiento causada por el accidente radiactivo ocurrido en 1987 en el año Y en el barrio de la ciudad de Goiânia, con el elemento Césio 137. Nacido y criado en aquel barrio, el artista regresó a su ciudad natal poco después del accidente, en contra de la población local, dejando definitivamente el eje Rio-São Paulo. Sus registros de la catástrofe ambiental marcaron un giro en su carrera, antes de temática irónica, para el uso de alegorías con elementos simbólicos.
Los ocho artistas con proyectos comisionados tienen en común el desarrollo de trabajos que no encajan en una estructura temática. "Son investigaciones complejas que funcionan individualmente y no necesitan un contexto adicional para que el espectador se relacione con los trabajos", explica Pérez-Barreiro.
El porteño Alejandro Corujeira (Buenos Aires, Argentina, 1961) posee una concepción formal ligera y fluida, que parece querer captar el movimiento de la naturaleza. Y en el caso de que se trate de una obra de arte, En la 33ª Bienal, la artista exhibirá nuevos trabajos en esos formatos.
En el caso de María, la obra de María Laet (Río de Janeiro, Brasil, 1982), que exhibirá un nuevo vídeo en la 33aBienal, y de Vania Mignone (Campinas, Brasil, 1967), que traerá pinturas inéditas. Y en su "trabajo formal parece materializar una conciencia planetaria", en las palabras de Pérez-Barreiro, mostrará una nueva instalación escultórica.
Las investigaciones de Bruno Moreschi (Maringá, Brasil, 1982) y Luiza Crosman (Río de Janeiro, Brasil, 1987) se relacionan con la corriente de la crítica institucional y huyen de soportes artísticos tradicionales. "Con esos artistas tendremos, dentro de la exposición, una mirada crítica sobre cómo funciona el arte, es exhibida y justificada", afirma Pérez-Barreiro. A partir de un enfoque personal y poético, Tamar Guimarães (Viçosa, Brasil, 1967), que une un enfoque crítico sobre las instituciones a preocupaciones poéticas y narrativas, presentará un nuevo vídeo.
La Fundación detrás de la 33ª Bienal
La propuesta presentada por Gabriel Pérez-Barreiro y seleccionada por la Fundación Bienal para la 33ª edición de la muestra encuentra resonancia no sólo en la vocación propia de la institución, sino también en el desafío de mantenerse contemporánea en pleno siglo 21. Al cuestionar modelos establecidos y repensar la propia forma de hacer exposiciones de arte a gran escala, el proyecto va al encuentro de la actividad cotidiana de la Fundación Bienal, que consiste en mirar siempre al nuevo sin perder de vista sus más de seis décadas de historia
33ª Bienal de San Pablo - Afinidades afectivas
del 7 de septiembre al 9 de diciembre de 2018 Pabellón Ciccillo Matarazzo, Parque Ibirapuera www.bienal.org.br