Miércoles, 03 Julio 2024

Miguel Ángel Ferreira @ Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra

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Alma de Pulpo Historia y apología de la Pelota Pulpo
Miguel Ángel Ferreira

Desde el Sábado 16 de noviembre al 9 de Diciembre

Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra
Crisólogo Larralde 6309

 

El Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra, dependiente de la Dirección General de Museos, anuncia que el sábado 16 de noviembre a las 12 horas, se inaugura la exposición ALMA DE PULPO (HISTORIA Y APOLOGÍA DE LA PELOTA PULPO) con obras del artista plástico Miguel Ángel Ferreira y testimonios sobre la empresa G. Lanfranconi creada en 1929 por don Gerildo Lanfranconi, en la calle Pinto 3740 del barrio de Saavedra, quien hacia 1936, crea la célebre pelota rayada de goma.

La obra de Miguel Ángel Ferreira nos introduce en un universo de sueños o recuerdos. Su apología de la Pulpo, es la apelación a una memoria común que unifica varias generaciones en un tiempo donde el sonido de la pelota contra el piso o la pared anunciaba que la calle se transformaba en un espacio de poesía.

En la inauguración se entregará un testimonio de reconocimiento (el DesOrden de la Tuerca) al señor Juan Carlos Lanfranconi, hijo del fundador quien estuvo al frente de la empresa hasta su cierre definitivo en el año 1994.

La muestra permanecerá abierta hasta el domingo 9 de diciembre de martes a viernes de 9 a 18 y sábados domingos y feriados de 10 a 20.

Miguel Ángel Ferreira nace en 1950. Estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Presenta más de treinta muestras individuales y participa en más de doscientas exposiciones colectivas en galerías, centros culturales y museos de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires; en Cascabel, Porto Alegre, Curitiba, Joinville, San Pablo y Río de Janeiro (Brasil). Desde su primera muestra individual en 1972, aborda distintas disciplinas de las artes plásticas, experimentando diversas técnicas de realización. Su obra abarca la escultura en hierro, el relieve policromado, el collage, la pintura, el frotage, el grabado y el dibujo. Participa en salones de carácter municipal, provincial y nacional donde obtiene más de cuarenta distinciones y premios. Entre ellos, en el Salón Municipal Manuel Belgrano 2003 (Mención en dibujo); Salón Nacional de Artes Plásticas 2004 (Mención de Honor en dibujo); Salón Municipal Manuel Belgrano 2010 (Tercer premio - adquisición); Salón Nacional del Museo Artemio Alisio 2011 (Segundo premio - adquisición); Museo Banco Provincia Gran Premio "200 años La Moneda" 2012 (Gran Premio adquisición)

"Recuerdos y sueños están hechos de la misma materia.
Y, bien mirado, todo es recuerdo". Juan José Saer

HISTORIA Y APOLOGÍA DE LA PELOTA PULPO.

... cuando se jugaba en la vereda, un arco estaba constituido por el árbol y la pared. El cabeza se jugaba arrojando la Pulpo hacia arriba con una mano para cabecearla hacia el otro arco constituido por el árbol siguiente y la pared (los muy torpes podían hacerlo con las dos manos pero con una considerable perdida de potencia). El juego tenía sus variantes, una de ellas, titulada de rebote vale dos, consistía en devolver la pelota con un nuevo cabezazo en forma directa lo que permitía duplicar el valor del gol o cuadruplicarlo, gracias a la espectacular palomita vale cuatro, un vuelo de forma casi paralela al piso para impactarla con la cabeza. Habilitada por acuerdo de los contendientes existía también el vale arremetida, es decir la posibilidad de avanzar con los pies si el rival no conseguía retener la pelota. Otra posibilidad de recepción y respuesta, era el cabeza pechito patea, es decir que el jugador, en respuesta al cabezazo rival, no la atajaba sino que la paraba con el pecho, y podía dejarla caer al piso y patear.

Estas dos últimas modalidades eran las más riesgosas por lo que, cuando se habilitaba la posibilidad de usar los pies, había reglas que prohibían patear fuerte con el fin de evitar circunstancias que se tornaran peligrosas. El primer peligro era físico porque un impacto fuerte de la Pulpo dolía, y mucho más en invierno. El otro peligro era la migración de la pelota, ya que la Pulpo podía adquirir velocidades ultrasónicas y desaparecer, ya en sentido paralelo al globo terrestre, ya hacia la troposfera. Si el impulso que la proyectaba era paralelo al globo terrestre (migración transitoria) era inevitable la discusión acerca de a quién le correspondía ir a buscarla ya que el bando agredido consideraba que debía hacerlo el atacante por haber violado las reglas, y el atacante se atenía a la ley que indicaba que era el arquero o los defensores los encargados de reanudar el juego y, por lo tanto, los responsables de ir a buscar la pelota donde fuese que estuviera. Eso podía consumir minutos de tediosas discusiones. Si, en la otra variante, el impulso la proyectaba hacia el cielo (migración permanente o casi permanente) en su inevitable y newtoniano descenso de la troposfera, podía caer o colgarse (según la jerga en uso) en un lugar de difícil acceso, o en la casa de la vieja que se negaba a devolverla (representante máxima de los cultores de la siesta y el silencio).

Hasta acá el modo de inicio. El cabeza generalmente iba acercando a curiosos que, siendo dos, podían incorporarse para jugarlo en pareja; pero si su número aumentaba debía plantearse la necesidad de organizar un picado. Estos picados se jugaban en la distancia de, por lo menos, dos o más viviendas, evitando en lo posible, aquellas que exhibieran veredas en mal estado. Los arcos podían estar en la misma vereda o en veredas cruzadas. Algunos denominaban por ello cruzado a esa modalidad del juego donde los arcos se encontraban en forma diagonal. En ambos, todo el espacio (vereda, calle, vereda) era usurpado por los jugadores. Otro lugar de excelencia para el uso de la Pulpo era la playa, las viejas playas del Río de la Plata, de norte a sur, donde la arena húmeda del río bajo se transformaba en un escenario notable para el desarrollo de este deporte. De allí se propagó a las playas de la costa Atlántica. En uno u otro lugar generaba la protesta de los pasivos adoradores del sol que, insolentemente próximos al espacio vital del juego, eran víctimas de inevitables pelotazos.

Entre los mitos de la Pulpo destacamos el que sostenía que, antes de jugar había que lubricar la sequedad de la goma, es decir mojarla, para evitar posibles agrietamientos. Esta hipótesis, hasta donde hemos podido reconstruirla es oriunda de los barrios de Caballito y Flores, no registrándose testimonios de semejantes extravagancias en Saavedra, el barrio originario de la pelota. Lo que no es un mito era el juguito que salía de la Pulpo cuando se pinchaba, ya que ello se debía al nitrito de sodio y al cloruro de amonio que con un poco de agua se colocaba en el interior de la pelota para gasificarla.

Valga todo este discurso teórico, para destacar el valor y la importancia que tan novedoso invento significó para la niñez, adolescencia, juventud y hasta para los veteranos que no resignándose al paso de los años, rindieron culto a tan extraordinario producto del intelecto humano.

La pulpo nació en Saavedra: de Gerildo a Juan Carlos Lanfranconi.

El origen de este legendario adminículo deportivo debe remontarse a años de crisis. Precisamente es en 1929 cuando Gerildo Lanfranconi, quien había nacido con el siglo y que hasta entonces había sido encargado de los talleres Pirelli, funda en un local que se encontraba a la vuelta de su casa, junto a su hermano Arístides, la empresa G. Lanfranconi con domicilio en la calle Pinto 3740 del barrio de Saavedra. Casualmente, en ese mismo año, nace su hijo Juan Carlos. La fábrica, se dedica principalmente a la producción de artículos moldeados de goma (por ejemplo, sopapas) y cuerdas para triciclos (la cubierta de goma que cubre sus ruedas metálicas).

Hacia 1936, Gerildo crea la célebre pelota rayada de goma. Para ello idea un sistema que le permite inyectar goma de color rojo sobre la goma blanca lo que le da el rayado que se hará tradicional (muchos años después al rojo tradicional se le agregará el azul). El nombre de Pulpo se origina en el apodo con que se conocía a Gerildo por la fortaleza de sus brazos. La Pulpo (que se fabricaba en seis tamaños: 2,5 – 3 – 4 – 5 - 6 y 7,5 pulgadas) significa un importante impulso para el crecimiento de la empresa que llegará a tener gracias a ella, representaciones comerciales en todas las provincias; a trabajar durante tres turnos (mañana, tarde y noche) y ocupar a cien obreros.

Durante la segunda guerra mundial, las dificultades para la importación hacen que la empresa encare también la fabricación de pelotas de tenis. Años más tarde, precisamente el 1º de julio de 1958, Arístides y Juan Carlos se incorporan como socios y se constituye la firma G. Lanfranconi S.R.L. Ese mismo año, por iniciativa de Juan Carlos, aparece la marca LAN-GER (denominación formada con las tres primeras letras del apellido y las tres del nombre paterno). Gerildo y Juan Carlos habían viajado previamente a Santa Cruz do Sul (Río Grande do Sul, Brasil) para obtener de parte del ingeniero alemán Jorge Hoezel, allí radicado, el royalty por cinco años de las pelotas de tenis marca Mercur, pelota brasileña de menor calidad que las europeas, pero que por su proximidad geográfica con el país era accesible a menor precio. Con ello alcanzan un producto de estándar internacional. Las pelotas LAN-GER se adaptan rápidamente con las más modernas técnicas de elaboración e introducen en la Argentina el color amarillo que les otorga una mejor visibilidad, dejando atrás el tradicional blanco. Con ellas se jugarán campeonatos nacionales e internacionales como la Copa Davis.

Después del tenis, hacia 1962, llegará el turno de la pelota para la práctica de pelota paleta que será exportada a España, en este caso con la particularidad de que en lugar de negras eran de color amarillo porque allá los frontones son de color verde (a diferencia del blanco de los nuestros) lo que hacía más visible a la pequeña pelota.

Arístides fallece en 1967 y Gerildo en 1972. Entre 1981 y 1994, Viviana Rosana, hija de Juan Carlos asume la administración de la firma. Juan Carlos Lanfranconi decide finalmente cerrar la empresa en 1994, cuando el uno a uno y la libre importación afecta totalmente la subsistencia de la misma. Ya por entonces la pelota Pulpo había sido acorralada por el crecimiento urbano.

Si la crisis del '29 abre un período propicio para la expansión de diversos emprendimientos industriales, lo que se acelerará en los años de la posguerra y del peronismo, el ciclo comienza a cerrarse luego de la crisis política de mediados de los '70. La nueva crisis económica de fines de los '80 e inicios de los '90, y la respuesta que ella conlleva (la convertibilidad y la desprotección de la industria ante las importaciones masivas) asestan el golpe definitivo. La historia de la Pulpo puede ser leída sin duda como una metáfora de la industria argentina del siglo XX.

 

Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra
Crisólogo Larralde 6309
Tel.: 4572-0746 / 4574-1328
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www.museosaavedra.buenosaires.gob.ar

 

 

 

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