Viernes, 05 Julio 2024

Florencia Böhtlingk @ Hache galería

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La vida
Florencia Böhtlingk
Curaduría: Alejo Ponce de León

Desde el martes 13 de marzo al 21 de abril de 2018

Hache galería
Loyola 32

HACHE se complace en presentar LA VIDA, primera exhibición de Florencia Böhtlingk en la galería con curaduría de Alejo Ponce de León.

Florencia Böhtlingk presenta un conjunto de pinturas que se organizan en torno a dos núcleos: Misiones y Río de la Plata. Estas pinturas son un repaso no antológico ni retrospectivo; tampoco se erigen como un muestrario de estilos. Son pinturas que intentan señalar la inventiva de la artista en términos formales y su sensibilidad, como un sismógrafo para la calma. Dice Alejo Ponce de León: “Negarse a mirar hacia adentro del aparato del arte para hacer arte es la disposición esencial que organiza su obra. Cuando empieza a pintar la vida, tuerce su perspectiva para mirar hacia afuera (…) Así se ve una muestra de pintura sin vueltas. Una pintura perfectamente antagónica, que hizo el sacrificio descomunal de ser ella misma para que todo el resto pudiera existir en su interior.”

La vida, coincide con el lanzamiento del segundo libro de acuarelas de Florencia Böhtlingk enfocado en el Río de la Plata; editado por Mansalva al igual que Misiones, el primer tomo.

La vida. Exhibición individual de Florencia Böhtlingk

Los cuadros y la acuarela que se ven montadas en este espacio trabajan para debatir bases ideológicas, por eso la obra de Böhtlingk atrae indistintamente a pintores de oficio y a algunos pocos intelectuales preocupados y responsables. Del ínfimo número de pinturas raras que podemos ver en Buenos Aires, podríamos decir que estas son las más raras.
Sabemos que Böhtlingk tiene el don de lenguas y que su pintura trafica signos que por lo general no asociaríamos con Buenos Aires, ni con una época puntual, ni formalmente con sus colegas. Pienso en las monjas visionarias, en las más pintorescas, como la abadesa de Cubas de la Sagra, Juana de la Cruz, que durante sus éxtasis hablaba latín, francés, árabe y vasco. El problema con referenciar momentos de delirio visionario en esta obra consiste en que no hay ruptura dramática de ningún orden. La muestra se llama La vida por eso, porque lo raro que tiene esta obra es precisamente su tendencia a volverse una continuidad mundana y total, de pasar como las horas. De ser hermosa o de una complejidad infinita, como una migraña que se parece a la niebla.
Todo lo que es, dentro del arreglo social que definimos como arte contemporáneo (y en particular bajo la seccional de la pintura contemporánea), simplemente no está en estos cuadros, no tiene nada que ver con esta pintura.
Negarse a mirar hacia adentro del aparato del arte para hacer arte es una de las disposiciones esenciales que organizan estos trabajos, pero no su razón de ser. Cuando en algún momento incierto de crisis Böhtlingk empieza “a pintar la vida” en lugar de, digamos, pintar cuadros, tuerce el cuello para mirar hacia afuera, para acercarse a las cosas que tenía enfrente: un bote, la muselina del sol cubriendo el ocre líquido del río. Este antagonismo no podría definirse como un reflejo reactivo ni como un exilio: las varias formas que toma esta pintura son el producto de estarse enfrentando continuamente y de manera exclusiva a la propia imagen que genera. El vicio clásico del autorretrato, por ejemplo, la pone frente a sí misma, y a la pintura la pone frente a la pintura. La ventana de su casa la pone frente a las cotorras, y la pintura la pone de nuevo frente a las cotorras y frente a la pintura. Así con sus amigos, con los libros que lee, con los barcos que ve pasar, con sus vecinos, con la sangre de un chancho degollado en una construcción de monte.
No podría hablarse entonces de un trabajo de depuración progresiva con el objetivo definido de la perfección pictórica, sino más bien de una charla permanente con el mundo y con el mundo que esta misma pintura devuelve. Una discusión interna sobre cómo ver siempre las mismas cosas, sobre cómo ver desde la ventana del taller a las garzas manchando de blanco y paciencia el paisaje todos los días. En ese sentido, es una pintura que sale de la experiencia y por eso es producto, también, de interpretarse a sí misma como fenómeno.
Lo que hace Böhtlingk, lo que vuelve raros a estos cuadros (y a la solitaria acuarela), es su inclinación a no aceptar ninguna idea de naturalidad. Ni el arte de su país, ni sus códigos formales, ni su época; ni las anatomías, ni la inclemencia de las formas, ni su propio rostro.
Esta pintura es una bóveda para la vida, para toda su sustancia ordinaria, molecular, inacabable. Böhtlingk consiguió, con una fe extrañísima y un talento aún más raro, que la misma función se aplique también en sentido inverso, que la vida sea una bóveda para su pintura.

Alejo Ponce de León

 

Florencia Bohtlingk nació en Buenos Aires en 1966. Vive y trabaja entre Buenos Aires y Misiones.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón; Escuela Ernesto de la Cárcova y en el taller de Jorge Demirjián. Profundizó sus estudios de pintura con Luis Felipe Noé y Gabriel Messil. En 1994 Fundación Proa le otorga una beca de formación con Guillermo Kuitca. Enseñó pintura en el Centro Cultural Ricardo Rojas.
Realizó exhibiciones individuales en Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires (2014); Museo de las mujeres, Ciudad de Córdoba (2011); Galleria Blanchaert, Milano (2010); Galería Francesco Zanuso, Milano (2009); Galería Dabbah Torrejón, Buenos Aires (2009); Hogar Collection, New York (2007); María Casado Galería, Buenos Aires (2007); Belleza y felicidad, Buenos Aires (2004); Belleza y felicidad, Buenos Aires (2002); Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires (2001).
Su trabajo ha participado de las siguientes exhibiciones colectivas: Pruden, Guerrieri, Böhtlingk, curada por Claudio Iglesias, Galería Sly Zmud, Buenos Aires (2017); Paisaje, el devenir de una idea, Centro Cultural Kirchner, Buenos Aires (2016); Arellano Bohtlingk Londaibere, Filiaciones, Fondo Nacional de las Artes (2015); Bellos Jueves, Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires (2014 ); Política y Belleza de las tareas, Museo Macro, Rosario (2012 ); Pintoras, Centro Cultural Borges, Buenos Aires (2012).
En 2013 publicó un libro sobre 20 años de su obra (1992-2012). En 2015 publicó Misiones, libro de acuarelas que forma parte de la Colección popular de arte Argentino de la editorial Mansalva. Durante 2015 y 2016 realizó un documental en formato cine titulado Colonos de la Flor.

Hache Galería
Loyola 32, Villa Crespo,
Horario de atención: lunes a sábado de 14 a 19 h. Otros horarios con cita previa.
www.hachegaleria.com
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HACHE - galería de arte contemporáneo, difunde, exhibe y comercializa la producción de artistas argentinos y latinoamericanos.
Gestiona proyectos dedicados a pensar conceptos micro políticos alrededor de la vida cotidiana, la construcción de identidad que hace el hombre a partir de su entorno y la aparición de una nueva comprensión de las relaciones humanas en la sociedad actual.
Se interesa por el trabajo de artistas que revisan la historia y cuya obra aborda las transformaciones antropológicas, sociológicas, económicas y políticas alrededor de la vida contemporánea.
Trabaja para que estas producciones puedan dialogar con los distintos agentes de la escena nacional e internacional y apuesta a la mediación crítica entre las partes; poniendo énfasis en el crecimiento y fortalecimiento de las carreras artísticas y del coleccionismo informado

 

 

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